Con sus plumas te cubrirá y con sus alas te dará refugio. Sus fieles promesas son tu armadura y tu protección.
05/16/2020
Sabemos que Dios es Todopoderoso, Creador, el Infinito… pero, ¿cuándo fue la última vez que le contemplaste como una madre protectora? Te invito a meditar en esta imagen por un instante. Imagina esta escena… los cascarones acaban de abrirse y pequeñas bolitas felpudas se abren paso a la vida. Son pollitos hambrientos, indefensos, friolentos y gritones. Mamá gallina quita los cascarones del nido y los acomoda bajo un plumaje suave y abundante, los junta y ellos responden con un piar suavecito, ya pueden dormir confiados, se entregan al calor con que su madre transmite cuidado y amor. Duermen tranquilos, pero despiertan hambrientos y ella diligente busca y provee semillas y lombrices. Los llama a comer con un sonido suave pero firme y ellos la siguen- comiendo y piando, conversando felices sin preocupaciones. De pronto una sombra en el suelo anuncia un ave de caza planeando sobre ellos, lista para lanzarse sobre uno de esos suaves bocadillos. Los pollitos aterrados gritan y corren a toda velocidad para esconderse, no bajo una roca, no bajo un palo o una rama o una hoja sino bajo las alas tiernas pero seguras de mamá. La gallina con sus alas desplegadas y su plumaje inflado hace saber al ave raptora que ella defenderá con su vida a los pequeños. Así crecen y se transforman en fornidos y orgullosos gallos coloridos o en gallinas que repetirán el ejemplo de mamá de generación en generación. A esta imagen cálida, el poeta compara al ser humano con los polluelos y a Dios como esa madre amorosa, proveedora y protectora.
Esta es sin duda una bella comparación que culmina con la frase “Sus fieles promesas son tu armadura y tu protección.” Esta frase nos permite encontrar sentido a la imagen anterior. Todas las mentiras o medias verdades con las que nos manipula el padre de toda mentira y todos los peligros por los que pasamos al vivir en una realidad caída, debilitan nuestra identidad y no nos desarrollamos para ser los seres con todo el potencial que éramos en el diseño original. Sin embargo, nos basta el trato tierno, seguro y amoroso de nuestro amoroso Dios para recordarnos de nuestra verdad como seres hermosos, emocional y espiritualmente fornidos, con alta autoestima. De este modo, las fieles promesas con que nos trata Su ternura y Su amor, son el mejor escudo protector con el que podemos estar confiados.
¿Qué promesas has olvidado cuando el miedo se ha apoderado de ti? ¿Cómo te esta invitando Dios a recordar Sus promesas diariamente para habitar bajo sus alas cada día? Especialmente durante este tiempo de cuarentena y quietud, donde el maligno puede plagar tu mente de mentiras, ¿qué hábitos puedes cambiar para correr a Su abrazo y recibir Su protección ante las amenazas?