Close

Salmo 91:7

Aunque caigan mil a tu lado, aunque mueran diez mil a tu alrededor, esos males no te tocarán.

05/20/2020

¿Cómo sería tener una vida sin amenazas? ¿Cómo sería una vida sin enemigos? ¿Como sería si simplemente pensáramos como un niño que se siente amado, protegido y confiado?

Leyendo este versículo del Salmo 91 con mi hijo de 11 años, me llevé una gran lección. El es hijo único, con buena salud, y- debo admitir- cuenta con un par de padres sobreprotectores que parecen siempre estar encima cuidando que nada le pase. Terminamos de leer este versículo y le pregunté, ¿Qué piensas o que sientes tú con este versículo? Yo esperaba una respuesta parecida a la mía. Algo así como, Siento orgullo porque los “otros”, los “malos” sufrirán y yo no porque soy elegido, porque yo soy bueno. Pero grande fue mi sorpresa cuando él me respondió – me causa tristeza. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Triste porque a ti no te pasó nada? Y me lo explicó -mamá lo que pasa es que si caen mil o diez mil personas alrededor mío es triste, debe haber muchas familias llorando por las muertes, o sufriendo por la enfermedad o lo que sea que les afectó. Ahí lo pude ver… ¡Cuánta misericordia! Sentir el dolor de los que sufren sin importar si son “malos” o si son mi amenaza, es humanizarme al tal punto de descubrir que “los otros” tienen emociones, sufrimiento y dolor igual que yo, que son creados a imagen de Dios igual que nosotros. Pero claro, somos seres humanos caídos, nuestras relaciones están rotas, sentimos amenazas de los demás, y en nuestras mentes los hacemos nuestros enemigos. Comenzamos a concluir que simplemente son malos y merecen lo que les pasa si algo malo les sucedió. Mirando desde la óptica de la misericordia no es así. Si yo no sufro no es porque soy mejor que ellos, es simplemente porque la gracia de Dios lo permitió así. Solamente podemos sentir ese tipo de amor cuando somos llenos de amor, cuando vemos a nuestro Dios que nos protege y cuando estamos confiados que todo lo que el haga será para acercarnos más a él. En Romanos 12:2 Dios nos pide que busquemos cambiar nuestra manera de pensar para conocer lo que Dios quiere para la humanidad. Si al ver el sufrimiento de otros nos dolemos, podemos decir que tenemos algo de la mente de Dios en nosotros.

Cuando vemos en las noticias o cerca de nosotros a tantas personas sufriendo por lo que esta sucediendo, ¿tenemos misericordia y sufrimos con su dolor? ¿O simplemente nos decimos a nosotros mismos que por su maldad están sufriendo lo que sufren? Que nos ayude Dios a ser transformados cada día para tener su mente y mirar con sus lentes, desde Su corazón.

P.T. Cofré