Pues él ordenará a sus ángeles que te protejan por donde vayas.
05/25/2020
¡Descansamos en la convicción de que el Señor no escatima recursos para proteger a su pueblo!
La porción en la que estamos meditando da cuenta de un recurso más que el SEÑOR usa para la protección de su acechado pueblo: sus ángeles. El verso 11 describe a estos seres creados por Dios, como comisionados por él para la tarea de cuidar los caminos del creyente.
A lo largo de la narrativa bíblica vemos que Dios en efecto hace uso de los ángeles para servir a su pueblo o a individuos: en el camino de Egipto a la tierra prometida, en la vida de algunos profetas, en las tentaciones de Jesús, en la lucha contra el dragón que amenaza la vida de los discípulos de Jesucristo (Apocalipsis), por citar algunos ejemplos.
Sin embargo, notemos en los versos anteriores, como el 2 y el 9, que el creyente ha puesto al Señor como su refugio, y vive en consecuencia de esto, a pesar de que los caminos por donde transita no están exentos de amenazas. ¿No fue así para el pueblo del éxodo, para los profetas, para Jesucristo y para la comunidad cristiana del primer siglo? La promesa no consiste en la anulación de las amenazas a la vida. La promesa es que el Señor estará presente protegiéndonos en medio de estas, incluso enviando a sus ángeles. Por lo tanto, las amenazas a la vida no tienen la última palabra.
Nuestra esperanza en medio de las amenazas es que Dios ha prometido su protección. Para cumplir su promesa despliega a sus ángeles para cuidar nuestros caminos. Así lo afirma el Salmo 91. Dios lo hizo antes y Dios lo hará hoy frente a la amenaza de la pandemia y las amenazas añadidas a esta.
Reflexionemos:
¿Cuáles son las amenazas que están acechando tus caminos o los de tu familia como producto de la pandemia? Identifica tres.
Con estas amenazas en mente, ore al Señor diciendo: Señor Dios, Altísimo y Todopoderoso, en mi camino y en los de mi familia hay estas tres amenazas…(nómbralas). Vamos a seguir transitando con la confianza en tu promesa de protección, pues incluso a tus ángeles has enviado para cuidar nuestros pasos. Lo hiciste antes, lo harás ahora. Estas amenazas no tienen la última palabra en nuestra vida. En Jesucristo, tu Hijo, oramos. Amén.