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#08 PERDONA … OTRA VEZ

Así como Dios nos perdona, busca sanar las relaciones en tu vida extendiendo gentilmente el perdón, incluso a ti mismo. Perdona a todos, incluyendo a las iglesias, instituciones u organizaciones que te han hecho daño. Empieza orando por aquellos a los que resientes u odias, y pide que Dios los bendiga. Recuerda, el perdón no tiene que ver con aprobar el comportamiento o la acción de la otra persona o grupo. No se trata de ellos, sino de ti. Es para que seas libre de resentimiento y amargura.

Pasajes Bíblicos

Luego Pedro se le acercó y preguntó: —Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a alguien[a] que peca contra mí? ¿Siete veces? —No siete veces —respondió Jesús—, sino setenta veces siete.

“Si perdonas a los que pecan contra ti, tu Padre celestial te perdonará a ti; pero si te niegas a perdonar a los demás, tu Padre no perdonará tus pecados.”

Líbrense de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta. Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo.

Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros.

Si un creyente peca, repréndelo; luego, si hay arrepentimiento, perdónalo.

No seguirás enojado con tu pueblo para siempre, porque tú te deleitas en mostrar tu amor inagotable. Volverás a tener compasión de nosotros. ¡Aplastarás nuestros pecados bajo tus pies y los arrojarás a las profundidades del océano!

No condenen a otros, para que no se vuelva en su contra. Perdonen a otros, y ustedes serán perdonados. Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo… La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio.

Ideas para la Acción

Trabaja en "dejar ir" la ira que tienes. No dejes que se interponga entre alguien más y tú. Deja de sacar a relucir el dolor en público o con amigos. Deja de alimentar el recuerdo de cómo has sido ofendido.

Reflexiones diarias

Sabemos que a quien mucho se le ha perdonado, también debe perdonar mucho. Has sido librado de una deuda que nunca podrás pagar. Es más, continuamente aumenta esa deuda por tu pecado, y Dios te libera de nuevo. Perdona… Una vez más, incluso cuando se siente que han sido demasiadas veces o cuando una deuda es demasiado grande. Perdona… una vez más, porque tú también has sido perdonado una y otra vez. Perdona… una vez más, porque si quieres el perdón, tienes que estar preparado para darlo. Si cuentas las veces que has perdonado a alguien, en realidad no lo has perdonado en absoluto, sino que simplemente has pospuesto la venganza. ORA: que el Espíritu te muestre las áreas donde no has perdonado. Perdona… otra vez.

Hay algunos pasajes bastante aterradores en toda la Escritura. Este es uno de ellos. El perdón debe ser recibido y dado. Están íntimamente conectados. Si te niegas a perdonar a los demás, Dios se negará a perdonarte a ti. El Nuevo Testamento habla con una sola voz sobre el tema, así que no debemos tomar estas palabras a la ligera. En lugar de vengarnos o ignorarnos mutuamente, como cristianos debemos hacer del perdón una forma de vida, al entender que la línea que divide el bien y el mal no se traza a través de los estados, ni de las clases, ni de los partidos políticos, sino que atraviesa el corazón humano, incluido el nuestro. ORA: que el Espíritu Santo te muestre cuán profundamente has sido perdonado. Perdona… otra vez.

Piensa en esa lista por un momento. Mientras que la ira es una emoción humana natural, lo que hacemos con ella importa. ¿Prefieres vivir día a día con todo lo que fluye de la ira – palabras ásperas, rabia, amargura – o ser librado de esos sentimientos? Vivir como cristianos exige que crezcamos y vivamos de una manera que sea positiva para nosotros y para los que nos rodean. Lo logramos al vivir una vida de bondad y perdón continuo. ¿Prefieres aferrarte al dolor y al resentimiento o librarte de ellos? Perdonar a la gente y a las instituciones que te han hecho daño no se trata de ellos, se tratar de liberarte de tu esclavitud a la ira y al dolor. ORA: que Dios arranque de raíz cualquier pensamiento amargo o vengativo. Perdona… otra vez.
Necesitamos renovarnos urgentemente. Pero para llegar allí debemos aprender a ser compasivos, perdonando y aceptando las faltas de cada uno, incluyendo las nuestras. Debemos ser conscientes de que el crecimiento no se produce por pura autodisciplina, sino al pertenecer a una comunidad amorosa en la que es posible equivocarse, meter la pata, ser imperfecto y crecer a través de todo ello. Eso no significa tolerar el pecado, sino aceptar que tus hijos, tu cónyuge, tu iglesia, tus amigos y tú mismo están en un proceso y pueden cometer errores. Por lo tanto, es de esperar que experimentes ofensas, pecado y decepciones en ti y en los que te rodean, incluyendo a tus líderes. ORA: por aquellos que te tratan mal. Perdona… otra vez.
Probablemente ya lo sospechabas, pero hacer esto de “Perdonar… Una vez más” una forma de vida no es lo mismo que “permitir ser pisoteado” o “no preocuparte si pecas” o “permitir que algún comportamiento injusto continúe sin ser reprendido”. Somos una comunidad de personas que tratan de vivir la misión de Dios y construir una cultura de Shalom, reconociendo que el pecado perjudica al Shalom. Así que, cuando tu hermano cristiano te hace daño, no lo ignores o finjas que todo está bien. Cuando alguien claramente cometa un error, no te quedes callado, ni murmures sobre ello. En vez de eso, ve directamente con ellos y diles la verdad con amor respecto al asunto; y si se arrepienten y piden perdón, sé amable y perdona… una vez más. ORA: que Dios te ayude a confrontar el pecado con gracia. Perdona… otra vez.
¿No te alegra saber que Dios se deleite en tener misericordia y perdonar pecados, arrojando tus iniquidades a las profundidades del mar y no recordando más tus pecados? De niño, aprendimos que “perdonar es olvidar”, pero en algún punto eso sonó a que teníamos que pasar por alto toda ofensa completamente sin importar cuan grave hubiera sido. Sin embargo, cuando perdonas a la gente y a las instituciones que te han hecho daño, no olvidas lo que han hecho. De hecho, es probable que ellos tengan que dar cuenta de sus actos. Sin embargo, borras sus deudas y borras sus pecados, para que no tengan más poder sobre ti. El perdón, como consecuencia, no se trata de olvidar. Se trata de desprenderse de resentimiento que tenemos en contra de los demás. ORA: que el Espíritu te ayude a soltar y perdonar a los que te han hecho daño. Perdona… otra vez.
En este pasaje Jesús nos llama a algo muy difícil, a ser compasivos como Dios lo es con nosotros: amar a nuestros enemigos, hacer el bien a los que nos odian, bendecir a los que nos maldicen y orar por los que nos lastiman. ¿Cómo puede Jesús pedirnos que “seamos misericordiosos… no juzguemos… no condenemos… y más bien, perdonemos” a las personas que nos han hecho daño? Es más, justo después de decir eso Jesús menciona una palabra en el versículo 38 que nos reta mucho: “dar” ; En este caso, no se está hablando de dinero. No. Jesús instruye a los que le siguen a “dar” el perdón en la misma medida en que nosotros deseamos ser perdonados. ¿Por qué? Bueno, Él sabe que cuando perdonamos, es para nuestra propia sanidad y bienestar. ORA: que Dios puede ayudarte a “dar” el perdón a aquellos que te han hecho daño. Perdona… otra vez.

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