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#22 UNE TUS MANOS

Trabaja en equipo. Colabora con los demás miembros de tu iglesia y otros en tu comunidad para encontrar las mejores soluciones. La colaboración aligera la carga, genera mejores ideas que cuando las personas trabajan solas, e impulsa los dones que Dios nos ha dado a todos. Para lograr un cambio duradero, debemos hacer las cosas CON los demás, no PARA ellos.

Pasajes Bíblicos

Después, el Señor Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo. Haré una ayuda ideal para él.”

Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito.

Como el hierro se afila con hierro, así un amigo se afila con su amigo.

¡Reconstruyamos la muralla de Jerusalén y pongamos fin a esta desgracia!

¿quién es Apolos?, ¿quién es Pablo? Nosotros solo somos siervos de Dios mediante los cuales ustedes creyeron la Buena Noticia. Cada uno de nosotros hizo el trabajo que el Señor nos encargó. Yo planté la semilla en sus corazones, y Apolos la regó, pero fue Dios quien la hizo crecer.

Ahora bien, Cristo dio los siguientes dones a la iglesia: los apóstoles, los profetas, los evangelistas, y los pastores y maestros.

Los nuestros tienen que aprender a hacer el bien al satisfacer las necesidades urgentes de otros; entonces no serán personas improductivas.

Ideas para la Acción

¿Hay alguna tarea o responsabilidad que tengas en la iglesia que puedas compartir con alguien más? Piensa en alguien de tu iglesia que pueda ayudarte a resolver un desafío o problema que estés enfrentando e invítalo a servir.

Reflexiones diarias

Justo al principio de la Biblia, vemos que no es bueno que el hombre esté solo. Así que Dios le da una compañera. La palabra usada para “ayuda” en Génesis 2:18 es “ezer”, que no se traduce como sirviente, sino como una ayuda fuerte que acompaña en tiempos de necesidad. Esto significa que los hombres y las mujeres fueron diseñados para unir sus manos como equipo. Siendo hechos a semejanza de Dios, fueron creados para cultivar relaciones. En su esencia, Dios no se identifica como individual, sino como tres Personas en una relación. Dios es una comunidad tripartita. Como portadores de su imagen, nosotros también vivimos mejor en comunidad. Cuando unes tus manos y haces equipo con otros, reflejas a Dios y vives como Dios lo dispuso. ORA: que el Espíritu te ayude a construir una fuerte comunidad con los demás. Une tus manos.
La idea de unir las manos en equipo con otros suena genial; pero ya sobre la marcha, a muchos se nos hacer más fácil hacer las cosas solos. Trabajar en equipo traerá frustración. El plan cambiará; las soluciones cambiarán; incluso podrían cambiar las metas. Pero lo más fácil no es siempre lo mejor. El Espíritu nos ha unido por una razón. Juntos estamos más capacitados para ser las manos y los pies de Jesús en nuestra comunidad y ciudad. Nota cómo las Biblia se dirige a “ustedes” la mayoría de las veces, en vez de que sean dirigidas individualemente. No asumas que Dios solo se está dirigiendo a ti cuando realmente se dirige a “todos”. ORA: que el Espíritu los guíe a todos a aprender a vivir una fe conjunta en medio de un mundo cambiante. Une tus manos.
Todos hemos sentido que esto sucede. Cuando nos reunimos alrededor de personas fieles, nos volvemos más fieles. Cuando nos reunimos regularmente con personas que buscan ser auténticas, nos volvemos más honestos. Cuando nos abrimos a las ideas de los demás, nos volvemos más sabios. Cuando trabajamos junto a cristianos con mentalidad misionera, nos convertimos en mejores servidores. Aunque, estar dispuesto a ser “afilado”, puede ser frustrante e incluso doloroso. aún así, si no te abres a trabajar junto a otros, limitarás tu efectividad. Unan sus manos y trabajen en equipo, porque cuando lo hagan, verán que crecen. ORA: que Dios te muestre a quién puedes afilar y quién puede afilarte. Une tus manos.
Como Nehemías, anhelamos ver un cambio en nuestras comunidades. Sin embargo, Nehemías no llega a Jerusalén para reconstruir el muro de la ciudad por su cuenta, sino que invita a los residentes a participar en el trabajo conjunto. La ciudad estaba en peligro, y la única manera de avanzar era trabajando juntos. Grupo tras grupo, trabajaron juntos para hacer lo que se necesitaba hacer. En sólo 52 días lograron lo que las generaciones anteriores no pudieron llevar a cabo. Esta historia muestra que para lograr el cambio en nuestras comunidades, debemos unir nuestras manos. Cuando lo hagamos, encontraremos que tareas imposibles de realizar se vuelven factibles. ORA: que el Espíritu cree la voluntad en tu iglesia de unir las manos con otros para traer el cambio en tu comunidad. Une tus manos.
Muchas veces nos dividimos en facciones, somos absorbidos por una mentalidad tribal y deseamos ser los protagonistas. Pero recordemos el objetivo: ser humildes, vivir en armonía con los demás, y operar con una sola mente, la mente de Cristo. No se trata de ti ni de tu ministerio. Se trata de Dios y Su misión. Algunos de nosotros plantamos la semilla, otros la regamos, pero Dios da el crecimiento. Cuando unimos nuestras manos, a veces vemos las cosas de manera diferente y queremos cosas diferentes. A veces es frustrante. Sin embargo, lo que nos une es más grande que lo que nos divide. Ábrete a la obra del Espíritu en ti, supera las divisiones y peleas, y une tus manos con las de los demás. ORA: que Dios renueve tu mente para que te parezcas más a Jesús. Une tus manos.

Dios nos ha dado a todos diferentes talentos para avanzar su Reino y construir Su iglesia. El modelo establecido en el Nuevo Testamento para lograr esto es el liderazgo compartido y el trabajo en equipo. La idea de que una persona funcione como el líder de facto y haga todo PARA una iglesia entera, es el desafortunado resultado de siglos de “profesionalizar” al Espíritu. En cambio, Jesús y los apóstoles nos animan a unir nuestras manos, cada uno con diferentes dones, para equipar al pueblo de Dios para ser agentes de cambio en sus familias, esferas de trabajo, comunidades, ciudades y naciones. ORA: que Dios les ayude a unir sus manos para construir la iglesia y extender su Reino. Une tus manos.

Pablo no era un hombre orquesta. No trabajaba solo. En cambio, siempre trabajó con y a través de un equipo de personas igual de comprometidas con la misión de Dios. Mientras que algunos creen que cambiarán el mundo a través de un ministerio de predicación internacional o sus plataformas de medios sociales, Pablo alteró permanentemente la historia al elegir a unas pocas, buenas personas. Luego formó equipos, viendo el talento y el papel vital que cada miembro podía cumplir, mostrándoles que los necesitaba tanto como ellos a él, y juntos se dieron a conocer por sus buenas acciones. ORA: que Dios te permita convertirte en un miembro vital de un equipo donde puedas usar tus dones y unir tus manos con los demás. Une tus manos.

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